LA TRADICIÓN CATÓLICA: ÚNICA SOLUCIÓN CONTRA EL CAPITALISMO (II)

[Continuación de Única Solución contra el Capitalismo]

“Divide y vencerás”. Tal fue lo que hicieron con las Españas. Y ahora

San Francisco de Asís

San Francisco de Asís

nos presentan una imagen distorsionada y falsificada del Antiguo Régimen, difamándolo como un sistema inmovilista, tiránico, esclavista y tantas otras falsedades.

Calderón Bouchet escribió un documentado libro de la Edad Media, en que señala cómo la burguesía liberal:

«Dueña del dinero omnipotente, de las plumas venales y las inteligencias laicas, inundó el mercado con una versión de la historia medieval que todavía persiste en el cerebro de todos los analfabetos ilustrados» (Apogeo de la ciudad cristiana, Dictio, Buenos Aires, 1978, p. 220).

Cierto es que sólo en las Españas llegó a culminar casi por completo ese proceso de establecimiento de toda la justicia social preconizada por

ahora nos presentan una imagen distorsionada y falsificada del Antiguo Régimen, difamándolo como un sistema inmovilista, tiránico, esclavista y tantas otras falsedades

ahora nos presentan una imagen distorsionada y falsificada del maravilloso Antiguo Régimen, difamándolo como un sistema inmovilista, tiránico, esclavista y tantas otras falsedades

Jesucristo y continuada por los Padres de la Iglesia y por los grandes doctores y santos de la Cristiandad posterior, como San Francisco de Asís.

Sin embargo, aunque con elementos absolutistas heredados del paganismo, en otras zonas de Europa había ido cuajando, en parte, un régimen de Cristiandad; sin embargo, ese proceso de evangelización en el plano social había sido truncado y destruido muy pronto, con la llegada del Protestantismo.
En las Españas, en cambio, gracias a su fidelidad al Concilio de Trento y a la siempre congruente difusión de las doctrinas de justicia social defendidas por la Segunda Escolástica, había continuado el proceso de transformación, en que la sociedad era cada vez más justa y más equitativa.

Ese proceso lo destruyó la llegada del Liberalismo y el Nacionalismo español en el s. XIX, con la promulgación de sus inicuas constituciones, promulgadas por minorías golpistas, y el posterior desmantelamiento de las Españas.
Escuchemos a Vázquez de Mella:

“Tened presente, señores, que el orden económico actual no es obra de los principios católicos, no corresponde al ideal de la Economía cristiana, sino más bien a la Economía individualista liberal triunfante en la Revolución francesa, a la inaugurada en parte por la Escuela fisiocrática y desarrollada por la inglesa de Smith y de Ricardo y la francesa de Bastiat.”

hablando del Capitalismo, nos dice V. de Mella: el circo de la libre concurrencia, donde luchan los atletas con los anémicos, es el combate en donde perecen los débiles aplastados por los fuertes

hablando del Capitalismo, nos dice V. de Mella: "el circo de la libre concurrencia, donde luchan los atletas con los anémicos, es el combate en donde perecen los débiles aplastados por los fuertes"

Esa Economía había dicho que el trabajo era una mercancía que se regulaba, como las demás, por la ley de la oferta y del pedido, y la Economía social católica contesta: No; el trabajo, como ejercicio de la actividad de una persona, no es una simple fuerza mecánica, es una obra humana que, como todas, debe ser regulada por la ley moral y jurídica, que está por encima de todas las reglas económicas.

Esa Economía había dicho que el contrato de trabajo era asunto exclusivamente privado, que sólo interesaba a los contratantes; y la Economía católica contesta: No; el contrato de trabajo es directamente social por sus resultados, que pueden trascender al orden público y social; y la jerarquía de los poderes de la sociedad, y no sólo del Estado, que es el más alto, pero no el único, tienen en ciertos casos el deber de regularlo.

La Economía liberal había dicho que el principal problema era el de la producción de la riqueza, y la Economía católica contesta: No; el principal problema no consiste en producir mucho, sino en repartirlo bien, y por eso la producción es un medio y la repartición equitativa un fin, y es invertir el orden subordinar el fin al medio, en vez del medio al fin.

La injusta economía liberal se ve desarrollada principalmente por la Escuela Fisiocrática, Adam Smith, David Ricardo y Bastiat, que aplicaron a la economía los postulados calvinistas y judaizantes

La injusta economía liberal se ve desarrollada principalmente por la Escuela Fisiocrática, Adam Smith, David Ricardo y Bastiat, que aplicaron a la economía los postulados calvinistas y judaizantes

La Economía liberal decía: Existen leyes económicas naturales, como la de la oferta y la demanda, que, no interviniendo el Estado a alterarlas, producen por sí mismas la armonía de todos los intereses. La Economía social católica contesta: No existen leyes naturales que imperen en el orden económico a semejanza de las que rigen el mundo material, porque el orden económico, como todo el que se refiere al hombre, está subordinado al moral, que no se cumple fatal, sino libremente, y no se pueden armonizar los intereses si antes no se armonizan las pasiones que los impulsan; y no es tampoco una ley natural la de la oferta y el pedido, porque ni siquiera es ley, ya que es una relación permanentemente variable.

La Economía liberal decía: La libertad económica es la panacea de todos los males, y la libre concurrencia debe ser la ley suprema del orden económico. Y la Economía social católica contesta: No; el circo de la libre concurrencia, donde luchan los atletas con los anémicos, es el combate en donde perecen los débiles aplastados por los fuertes; y para que esa contienda no sea injusta, es necesario que luchen los combatientes con armas proporcionadas, y para eso es preciso que no estén los individuos dispersos y disgregados, sino unidos y agrupados en corporaciones y en la clase, que sean como sus ciudadelas y murallas protectoras, porque, si no, la fuerza de unos y el poder del Estado los aplasta.

J. Vázquez de Mella y Fanjul. (23 de abril de 1903)

En las Españas, gracias a su fidelidad al Concilio de Trento, la sociedad era cada vez más justa y más equitativa

En las Españas, gracias a su fidelidad al Concilio de Trento, la sociedad era cada vez más justa y más equitativa

Por ello, no podemos dejar de gritar: ¡Basta ya de leyendas negras!

Cualquiera que se moleste en acudir a los documentos, se dará cuenta enseguida de que NUNCA HUBO HAMBRE EN EL PUEBLO ESPAÑOL HASTA LA LLEGADA DE LA DESAMORTIZACIÓN, que subastó los bienes, como ahora con la Crisis, entre los más capitalistas, dejando en pelotas al pueblo español, que no tuvo más remedio que echarse en brazos de los caciques para que ellos, haciendo uso de su “libertad”, pudieran “libremente” imponerle a la población sus tiránicas condiciones, escondidas bajo la palabrería vacía, hija de la Revolución Francesa.

La Revolución francesa supuso el primer gran triunfo político claro del Capitalismo

La Revolución francesa supuso el primer gran triunfo político claro del Capitalismo

“Así es que los bienes de la Iglesia católica pasaron casi enteramente de las manos muertas a las manos vivas del liberalismo.

De este modo, aquellos bienes, que eran en realidad el gran patrimonio del pueblo, de los pobres, de los hospitales, de las casas de beneficencia; que eran los fondos de la enseñanza gratuita y el recurso de los talentos privilegiados, que carecían de fortuna; todos estos bienes, digo, son ahora el rico patrimonio de algunos centenares de liberales poderosos.
EL TRADICIONALISMO ESPAÑOL DEL SIGLO XIX. Textos de Doctrina Política.
Madrid. 1945. (Pág. 236)

Por ello fue muy fuerte durante todo el siglo XIX la resistencia de los católicos tradicionales frente al Capitalismo. Cuando el Estado liberal va consiguiendo llenar de odio hacia la Iglesia al pueblo español, es entonces cuando los socialistas y comunistas (otra creación del mismo sistema) empiezan a cosechar sus primeros éxitos, sembrando el odio y la lucha de clases:

-Culpando de todo a la Iglesia Católica, al igual que los capitalistas.

-Defendiendo, al igual que los capitalistas, la destrucción de las Españas en beneficio de una “Internacional”.

-Defendiendo, al igual que los capitalistas, las ideas de “Revolución” y de materialismo.

-Propugnando la economía como una ciencia natural, al igual que el capitalismo.

-Defendiendo, al igual que los capitalistas, el poder del Estado.

-Escudándose en una “ideología” para defender unas consignas sin raíz alguna, al igual que los capitalistas.

Así, el enemigo de todos los pueblos ya consiguió lo que quería:

A partir de entonces, las gentes enzarzadas entre sí “como el perro y el gato”, en ideologías diferentes TAN SÓLO APARENTEMENTE, por aspectos superficiales, para engañar a los incautos y, mientras tanto, enriquecerse y ganar poder.

[Continúa aquí]