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DEL CRISTO SACERDOTE Y VÍCTIMA AL PRESIDENTE DE LA ASAMBLEA

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El nuevo misal se aleja de la doctrina de la Iglesia Católica

Al convertirse más en comida conmemorativa (en la que se puede concelebrar) que en sacrificio, el misal de Pablo VI quita valor a la presencia sacramental de Cristo, hasta el punto de compararla con su Palabra, en vez de insistir en el aspecto sacrificial de la Misa: la presencia de Cristo sacerdote (en el celebrante) y víctima (bajo las especies eucarísticas), que es el que se sitúa en el correcto camino de la enseñanza auténtica de la Iglesia.

I. El misal tradicional insiste mucho en la presencia eucarística:

  1. Sus muchas genuflexiones manifiestan la adoración que se le debe a Cristo víctima presente substancialmente bajo las especies eucarísticas con su cuerpo, sangre, alma y divinidad, significada por la consagración separada de las dos especies y como centro de la acción litúrgica: eso es lo que se le entrega a Dios (oblación sacrificial) o a los hombres (comunión). En el nuevo misal no se halla el lugar central de esta presencia.
  2. Las indicaciones objetivas de la presencia substancial de Cristo en la Hostia se han reemplazado con expresiones que reducen su significado y que ya no consideran la presencia eucarística en sí misma sino solamente en la relación que tiene con el pueblo reunido, indicado por los siguientes HECHOS:
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«La distribución de la comunión que hasta ahora estaba estrictamente reservada al ministro sagrado se delega fácilmente a simples seglares»

  • Cada vez que se menciona la presencia eucarística se ha introducido sistemáticamente la palabra nobis “para nosotros”, alterando torticeramente incluso los textos originales.
  • Ya no se denomina a las especies eucarísticas sino en relación con la comunión: por ejemplo, el hanc immaculatam hostiam del ofertorio, se ha convertido en el “pan de vida”.
  • El que no sea un necio y consulte la Institutio generalis missalis romani verá que en ella no aparece ni una sola vez la palabra “transubstanciación”, ni tampoco la expresión “presencial real”. Para referirse a las sagradas especies, usa a veces la palabra “hostia”, pero con más frecuencia la de “pan”. Sólo habla de “Cuerpo de Cristo” en la medida en que se vincula directamente con la comunión.
  1. Se han atenuado o suprimido los gestos que manifiestan el respeto debido a las sagradas especies:
  • De las CATORCE genuflexiones que tiene el misal tradicional, sólo se han conservado tres (IGMR 233). Y aún así, éstas están vinculadas estrechamente con la asamblea: dos de ellas se hacen cuando el pueblo ha reconocido la presencia eucarística después de la elevación (se han suprimido las dos genuflexiones que en el misal tradicional siguen inmediatamente a las palabras de la consagración), y la tercera es en el momento de dar la comunión a los que participan; el celebrante por su parte, no hace más que “consumir con respeto el cuerpo de Cristo” (IGMR 116) sin hacer ninguna genuflexión.
  • Se ha suprimido la rúbrica conforme a la cual el celebrante mantiene los dedos juntos después de la consagración por respeto a las partículas eucarísticas. Por este mismo motivo se ha suprimido igualmente la purificación de los dedos.
  • La distribución de la comunión que hasta ahora estaba estrictamente reservada al ministro sagrado se delega fácilmente a simples seglares.
  • En la recepción de la comunión se ha instaurado ampliamente una actitud desacralizante: la de recibirla de pie y en la mano, en lugar de hacerlo de rodillas y en la lengua en signo de adoración y de respeto.
  1. En el misal tradicional, el celebrante identifica con mucha claridad las oblatas con Cristo víctima, describiendo muchas veces sobre ellas la señal de la cruz:
  • 33 signos de cruz sobre (o con) las oblatas, especialmente cuando el celebrante las ha puesto en el corporal después de la oración del ofertorio. TODOS estos gestos han desaparecido de la “preparación de los dones” del nuevo misal.
  • De 24 signos de cruz que señala el Canon del misal tradicional sobre las oblatas, sólo queda 1 en cada una de las plegarias eucarísticas (incluso en la “Plegaria eucarística I” que supuestamente representa al “Canon romano”).
  • En el misal tradicional el signo de cruz aparece sobre las sagradas especies tres veces aún en las oraciones antes de la comunión; además al comulgar, el celebrante empieza haciendo con la Hostia, y luego con el cáliz, una señal de la cruz; lo mismo al distribuir la comunión a cada fiel. En el nuevo misal todos estos gestos han desaparecido, y el signo de la cruz no aparece más que una vez en los ritos de la comunión.
  1. Al separar el sagrario del altar mayor (IGMR 276), la reforma considera menos nuestras iglesias como casas de Dios que como la casa del pueblo. Así, cuando un fiel entra en una iglesia fuera de un oficio, lejos de encontrarse ante la presencia de un ser (la de su Dios realmente presente en el sagrario) no encuentra más que una ausencia, la ausencia de una acción litúrgica, puesto que se encuentra en una edificio cuyo único sentido es la comunidad reunida.
  2. El nuevo misal reconoce la presencia real cuando ésta se relaciona con la asamblea, como lo hacen los protestantes, de modo que no la considera nunca en sí misma como objeto de adoración; y, así, atenúa o calla la dimensión victimal de esta presencia durante la acción litúrgica. Las palabras y los gestos del nuevo misal, las designaciones de la Institutio generalis missalis romani y la separación del sagrario, todo va en la misma dirección. El modo en que el nuevo misal entiende y efectúa los ritos de instrucción (“misa de catecúmenos” del misal tradicional) no hacen más que confirmar esta conclusión.

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    «De las CATORCE genuflexiones que tiene el misal tradicional, sólo se han conservado tres (IGMR 233). Y aún así, éstas están vinculadas estrechamente con la asamblea»

 II. ¿Presencia de Cristo en su palabra?:

  1. Además de disminuir la Presencia Real en las sagradas especies, la IGMR señala: “Cuando se lee la sagrada escritura en la Iglesia [es decir, en la asamblea presente, que significa el misterio de la Iglesia], es Dios quien habla a su pueblo”, que equipara la presencia substancial de Cristo en las especies eucarísticas con la mera presencia simbólica de una lectura (lectura que además es deudora de un traductor, no de una revelación).
  2. La Escritura y la Eucaristía se suelen describir del mismo modo, como si no fueran más que dos formas del único alimento dispensado en este banquete pascual: ambos son la mesa del Señor (IGMR 8, 34, 56). La misma herejía aparece en el Nuevo Catecismo de 1992, redactado por una comisión presidida por el maricón cismático y masón Schönborn (CEC 1346-1347).
  3. La “liturgia de la Palabra” considerada como contacto entre Dios y los asistentes (IGMR 9) requiere un modo nuevo de enfocar la Sagrada Escritura, que contradice de lleno los datos teológicos firmemente asentados durante 2000 años. En cambio, el misal tradicional expresa la enseñanza de la Tradición sobre este tema con una precisión asombrosa:
    • Reservando la lectura de la Sagrada Escritura EXCLUSIVAMENTE a los ministros sagrados, celebra no a la Sagrada Escritura misma, sino su difusión por medio del Magisterio de la Iglesia. Para esto le otorga efectivamente a la procesión evangélica los honores que normalmente se reservan a la presencia real.
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‘Al diluir las distinciones que pone el misal tradicional entre el celebrante y los fieles, parece que el nuevo misal no conoce más que un solo agente litúrgico, “el pueblo de Dios”’

  • El misal tradicional coloca con precisión la distribución de pasajes de la Sagrada Escritura en el transcurso de la Misa, que no es por sí mismo una celebración, sino su preparación, encaminado a reavivar la fe de los asistentes. Esto se expresa perfectamente al principio del Canon, cuando el celebrante reza por los fieles que asisten. Dirigiéndose a Dios, los designa como aquellos “cuya fe y devoción os es conocida”. Estas dos notas resumen la distribución de los ritos que preceden al ofertorio: desde el Salmo 42 a la Colecta, la liturgia dispone los corazones por el fervor; desde la Epístola al Credo, prepara las inteligencias reavivando la fe. Por este motivo, el rito del Evangelio, lejos de poder compararse con la liturgia eucarística, se tiene que asociar a las primeras oraciones de la misa. De ahí su denominación común de “misa de catecúmenos”.
  1. En el nuevo misal, hay unas “lecturas” cuyo ministro puede ser un simple seglar y que pueden ser meras traducciones en lengua vulgar, ya que se valoran en el sentido protestante: se celebra a la Escritura como si se bastara a sí misma.

III. La relativización de la presencia del sacerdote:

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«En el nuevo misal, hay unas “lecturas” cuyo ministro puede ser un simple seglar»

Al diluir las distinciones que pone el misal tradicional entre el celebrante y los fieles, parece que el nuevo misal no conoce más que un solo agente litúrgico, “el pueblo de Dios”. La primera frase de la Insti­tutio generalis missalis romani describe la celebración de la misa como “acción de Cristo y del pueblo de Dios organizado jerárquicamente” (IGMR 1). Esta “asamblea litúrgica” (IGMR 320 y 323) se describe de un modo muy enfático: es el “pueblo santo” (IGMR 10, 55 a, 62 y 74), el “pueblo de Dios” (IGMR 1, 7, 62, 253, 257 y 259), el “pueblo adquirido de Dios y sacerdocio real” (IGMR 62), etc. En esta tendencia de indiscutible protestantismo, el lugar exacto que el nuevo misal atribuye a este pueblo reunido, hay que entenderlo a través de las 164 menciones que hace de él la Insti­tutio generalis missalis romani:

    1. El nuevo misal pone el énfasis en la presencia espiritual de Dios en el seno de su pueblo: da tal importancia a la asamblea y a su dignidad como signo representativo de la Iglesia universal, de modo que es él y no ningún sacerdote quien tiene la eficacia de hacer que Cristo se haga presente.
    2. Con el valor significativo de la asamblea, cobra lugar importante la concelebración, y, así, de modo contrario al misal tradicional, la confesión en sí misma toma una dimensión comunitaria (IGMR 29) sin dejarle un lugar especial a la confesión del celebrante.
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«se ha relativizado, o incluso borrado, la presencia de Cristo sacerdote (en su ministro)»

    1. Tras haberle quitado valor a la presencia de Cristo víctima, presente substancialmente en la acción del sacerdote ministerial, el nuevo misal exalta la presencia espiritual del Señor, presencia cuyo ministro es el pueblo de Dios (la asamblea de los fieles hace que el Señor esté realmente presente: IGMR 28). El celebrante, por su parte, se contentará cuando celebra la Eucaristía, con “servir a Dios y al pueblo con dignidad y humildad” para “sugerir a los fieles una presencia viva de Cristo” (IGMR 60).
    2. La “liturgia de la Palabra” aparece como un diálogo directo entre “Dios y su pueblo”, sin que tenga que intervenir específicamente el sacerdocio ministerial.
    3. La “liturgia eucarística” del nuevo misal manifiesta patentemente como se deja de lado al sacerdocio ministerial en beneficio de la «acción comunitaria de la “asamblea”. Así, cada vez que la Institutio generalis missalis romani trata de la ofrenda del sacrificio, la describe como un acto común al celebrante y a los fieles (IGMR 54, 55, 62).
    4. En el nuevo misal se han suprimido, por consiguiente, las oraciones que en el misal tradicional indican la oblación propiamente sacramental, que pertenecen únicamente al sacerdocio ministerial. La primera oración del ofertorio del misal tradicional, tan exacta y que voluntariamente está en singular, manifiesta esta oblación ritual: “recibid Padre santo (…), esta hostia inmaculada que yo, vuestro indigno servidor, os ofrezco a Vos, Dios mío, vivo y verdadero”. La ofrenda del cáliz, por su parte, indica la participación de la asamblea a la ofrenda tomada en sentido estricto: “os ofrecemos Señor, el cáliz de salvación”. Al contrario, en el nuevo misal, las oraciones de ofrecimiento (o más bien de “presentación”) están sistemáticamente en plural. Si la oración del Orate frates (“orad hermanos para que sacrificio que es también vuestro, sea agradable a Dios Padre todopoderoso”) se ha mantenido in extremis en el nuevo misal, sabemos que muchas traducciones oficiales han suprimido voluntariamente la distinción entre los diferentes tipos de ofrecimiento: “oremos juntos en el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia”. A partir de ahora la ofrenda le corresponde no al celebrante sino al pueblo reunido. Sobre este punto es reveladora una palabra de la Plegaria eucarística III: “Populum tibi congregare non desinis, ut a solis ortu usque ad occasum oblatio munda offeratur nomini tuo”.
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«A partir de ahora la ofrenda le corresponde no al celebrante sino al pueblo reunido»

  1. El sacerdocio ministerial del celebrante, en cuanto es causa única de la presencia substancial de Cristo bajo las especies de pan y vino (y por consiguiente de la ofrenda sacramental) no se menciona NUNCA. Sólo se desarrolla su dimensión presidencial, que le permite al pueblo reunido ofrecer el sacrificio “por manos del sacerdote”:
  • La presidencia del sacerdote ministerial se toca 13 veces en la Institutio generalis missalis romani, y domina toda la ceremonia litúrgica puesto que, salvo una o dos oraciones de preparación personal, todas las oraciones pronunciadas por el celebrante se consideran como presidenciales.
  • Las DOS ÚNICAS veces (IGMR 10 y 60) en que se dice que el celebrante ocupa el lugar de Cristo se hace referencia a Cristo en cuanto Cabeza. Si la corrección de 1970 precisó que el sacerdote ministerial tiene el poder de ofrecer el sacrificio “en lugar de Cristo”, este inciso sólo se encuentra “en la sociedad de los fieles” de la cual “es su cabeza”. Parece que este pasaje debe ser leído como aludiendo a la ofrenda presidencial por la cual el sacerdote ocupa el lugar de Cristo Cabeza y no a la ofrenda sacramental por la cual el celebrante ocupa el lugar de Cristo único Sumo Sacerdote (doble dato confirmado por el «Catecismo» de 1992 [1348]).
  • Sólo se describe al sacerdote en su relación con el “pueblo de Dios” y no en cuanto que es el único que tiene el poder de consagrar in persona Christi el verdadero cuerpo de Cristo. Por ello, en el nuevo misal se ha relativizado, o incluso borrado, la presencia de Cristo sacerdote (en su ministro).

Conclusión

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«Con la Reforma Litúrgica, se considera la misa como una acción común a Cristo y al pueblo reunido»

Con la Reforma Litúrgica, se considera la misa como una acción común a Cristo y al pueblo reunido (IGMR 1). La presencia espiritual del Señor se vuelve tangible como Verbo a través de la «liturgia de la Palabra» (IGMR 9) y luego como objeto de oblación a través de la conmemoración de sus actos que se han hecho presentes (IGMR 1), mientras que el pueblo se alimenta ya sea a la mesa de la Palabra de Dios, o a la del Cuerpo del Señor (IGMR 8).

Así pues, la misa es ahora un banquete memorial en el transcurso del cual se hace presente el Señor por la virtud de la reunión de su pueblo, según se deduce con impecable lógica de los datos precedentes. A pesar de algunas añadiduras de la versión de 1970, no hubo ninguna rectificación en el rito mismo.
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Es más: dejan intacta la novedad introducida con la versión de 1969. Aunque se dice que el sacerdote obra in persona Christi, o que la misa es un sacrificio, estas expresiones tradicionales, por su contexto en la frase, cambian de interpretación: el sacerdote representa a la persona de Cristo-Cabeza en cuanto preside la asamblea, y la misa es un sacrificio porque es el banquete conmemorativo de la Cruz. De este modo sigue intacta la idea modernista esencial, es decir, la importancia central de la “presencia simbólica de Cristo en medio de su pueblo”.
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***Basamos fundamentalmente esta entrada en un capítulo del estudio “El Problema de la reforma litúrgica” (Hermandad San Pío X).

Ya estamos acostumbrados a escuchar mil mentiras, calumnias y difamaciones contra la Santa Inquisición. Hay que ir poniendo las cosas en su sitio.

Además, para que no digan que no escuchamos a nuestros enemigos declarados, a continuación insertaremos íntegra la reseña publicada en un periódico español radicalmente anticlerical, El País, que recogió hace unos años una reseña de un reportaje de la BBC, televisión pública nada sospechosa de católica (sino todo lo contrario) y encima inglesa.

Como dice el refrán: «A confesión de parte, relevo de pruebas»

Mendo Crisóstomo


LA FALSA HISTORIA DE LA INQUISICIÓN ESPAÑOLA

Un programa de la BBC refuta el mito del Santo Oficio como paradigma del terror

LOLA GALÁN. Londres.

Las siniestras salas de tortura dotadas de ruedas dentadas, artilugios quebrantahuesos, grilletes y demás mecanismos aterradores sólo existieron en la imaginación de sus detractores.

Sin embargo, todavía hoy su nombre se invoca como sinónimo de represión, oscurantismo y crueldad. ¿Qué mecanismos del destino convirtieron a la Inquisición española en el más duradero ejemplo de terror?

El Santo Oficio se enfrentó a una gigantesca maquinaria propagandística promovida por protestantes y judíos

El Santo Oficio se enfrentó a una gigantesca maquinaria propagandística promovida por protestantes y judíos

La respuesta, de acuerdo con los exhaustivos datos recabados por una nueva generación de historiadores internacionales es sencilla:el Santo Oficio se enfrentó a una gigantesca maquinaria propagandística. Los efectos de la tergiversación, promovidos por el mundo protestante gracias a la imprenta, han sido tan duraderos que todavía hoy el término inquisición o inquisidor se identifican con horror, tortura y asesinato en todos los idiomas.

Resulta paradójico que haya sido la BBC -la televisión pública británica- la encargada de reconstruir la imagen de una institución tan española. El domingo, un programa nocturno de máxima audiencia -Time Watch- mostró el verdadero rostro de un tribunal creado por los Reyes Católicos para luchar contra la herejía. Expertos de la talla de Henry Kamen, Stephen Haliczer o los profesores españoles José Álvarez-Junco y Jaime Contreras reconstruyen en el reportaje El mito de la Inquisición española el verdadero paisaje de una institución, aunque no defendible a los ojos del siglo XX, sí intencionadamente desvirtuada.

mecanismos aterradores que sólo existieron en la imaginación de sus detractores.

mecanismos aterradores que sólo existieron en la imaginación de sus detractores.

Una institución controlada por abogados reacios a aplicar la tortura y mucho menos inquisidores que sus homólogos de Francia, Alemania o Inglaterra, donde sin necesidad de un tribunal específico se asesinó tres veces más herejes, brujas o personajes más o menos excéntricos. Para el profesor de la Universidad de Illinois, Stephen Haliczer, los propios archivos de la Inquisición son elocuentes: En cerca de 7.000 casos, apenas se aplica algo parecido a la tortura en un 2%.

En 350 años de historia represiva, y mientras la leyenda habla de millones de asesinatos, la cifra real de víctimas se sitúa entre 5.000 y 7.000 personas.

Como demuestra el anticatólico furibundo W. Cobbet, el Anglicanismo asesinó más católicos sólo en un año (y sin tribunales) que el tribunal de la Santa Inquisición española en TODA su historia

Como demuestra el anticatólico furibundo W. Cobbet, el protestantismo anglicano asesinó más católicos sólo en un año (y sin juicios) que el tribunal de la Santa Inquisición española en TODA su historia

A lo largo de cincuenta minutos, el programa de la BBC, coproducido por el historiador e hispanista Nigel Townson, lleva su afán de reconstrucción de la verdad histórica hasta la figura de Felipe II, auténtica bestia negra de la imaginería internacional.

La política de Felipe II es perfectamente discutible.

A mí no me resulta particularmente simpático -explica en el programa el profesor Álvarez-Junco-, pero su hijo Carlos era simplemente un

S.A.R. Felipe II

S.M.C. Felipe II

adolescente de mala salud que murió en un accidente.

Convertirle en el paladín de la libertad como ha hecho la historia, en el joven libertador de los Países Bajos, que cae asesinado por su padre, como cuenta la ópera de Giuseppe Verdi, Don Carlos, resulta uno de los casos de injusticia histórica más sangrantes.

El mito de las Riquezas de la Iglesia

Los tesoros vaticanos… ¿Por qué la Iglesia tiene tantos tesoros en el Vaticano mientras hay tantos pobres en el mundo?

Esta sencilla frase hace sufrir a muchos católicos. Se sienten mal al escucharla y no saben qué pensar, contestar, explicar… ellos mismos se quedan un poco confundidos. Analicemos un poco el asunto.

Lo primero es acotar el problema, cosa no fácil. ¿Qué es lo que se quiere decir con esa frase?


1. El cuestionamiento

Con el asunto de las riquezas de la Iglesia, no es claro qué es lo que se cuestiona o critica. Lo primero que se observa al analizar la cuestión es la falta de datos y acusaciones concretas. Estamos frente a un cuestionamiento difuso, nada claro, sin datos.

Porque nunca es claro a qué riquezas se refiere, qué es lo malo de esas riquezas hipotéticas, quiénes son los culpables (porque los pobres también son parte de la Iglesia), y exactamente cuál es la culpa, qué es lo que se espera que la Iglesia debería hacer, etc.

A simple vista lo primero que se intuye es que se trataría de una acusación a la Iglesia de insensibilidad ante el problema de la pobreza: ¿cómo es posible que la Iglesia viva con tantas riquezas cuando hay tantos pobres en el mundo? Esta acusación se presentaría como hecho que desacreditaría a la Iglesia en cuanto tal: es decir, una institución que vive semejante hipocresía (decir que ama a los pobres, mientras está llena de riquezas que no pone al servicio de los mismo) no sería digna de ser tomada, en cuenta ni creída, ni aceptada. Esta sería una de las mayores vergüenzas de la Iglesia, ante la cual no habría defensa ni explicación posible.

2. Lo real ¿De qué riquezas estamos hablando?

Seamos serios, que alguien aporte datos. Si se da por supuesto que en el Vaticano hay grandes tesoros que se diga ¿qué tipo de tesoros? ¿joyas, cuentas bancarias…? ¿dónde están? ¿cuánto es su valor? Pero uno comienza a preguntarse, ¿acaso alguien considera a la Iglesia como una institución millonaria? ¿Quien pensaría encontrar obispos en las revistas con listas de millonarios tipo Fortune? ¿Tiene la Iglesia fines de lucro? ¿Da dividendos…? ¿Cotiza en bolsa?

La acusación, de entrada, sugiere cosas falsas: la vida lujosa del Papa, obispos, curas, monjas, etc., que serían quienes usufructuarían de esos tesoros. Afán de lucro escondido bajo la excusa de la religión… Además estimula imaginaciones frondosas: al hablar de «tesoros» uno imagina cuartos llenos de lingotes de oro, cofres llenos de joyas, películas de piratas…

Pero en la realidad, ¿a qué «riquezas» se refieren? Basta que mires las pertenencias de la Iglesia que están a tu alcance -tu parroquia, tu catedral…- para no encontrar cosas lujosas por ningún lado.

Los «tesoros» -como los llaman- son un tesoro cultural, espiritual, histórico, pues se trata de iglesias, imágenes, cuadros, frescos, cálices, ornamentos, … Esos «tesoros» no tienen ningún valor comercial, ni financiero. Están dedicados al culto divino en iglesias o expuestos en Museos que conservan el patrimonio cultural de dos mil años de cristianismo.

3. ¿Una solución al problema de la pobreza?

Desde el punto de vista económico…y si rematamos todo ¿qué pasa?

Antes de entrar en el problema de fondo y demostrar que estamos frente a un debate artificial y sin sentido… detengámonos a considerar el tema desde el mero punto de vista utilitario: lo inútil de una supuesta venta del Vaticano.

Porque el anónimo acusador insinúa que la Iglesia debería deshacerse de todo… para el bien de los pobres… y de los millonarios que participarían del remate… Bueno, hagamos números. ¿Cuanto representa en plata todo lo contenido en el Vaticano? No tengo ni idea… pero digamos ¿cien millones de dólares? ¿mil? ¿diez mil?… ¿Qué es eso para el problema del hambre o del subdesarrollo? ¿Alguien de buena fe puede pensar que sería una solución real para los problemas de los pobres? Si se vendiera todo… ¿a cuántos ayudaría durante un día? ¿serviría para algo? ¿No sería más bien un empobrecimiento inútil de la Iglesia … (lo que en realidad estarían deseando los acusadores… aunque se contentan con sembrar desprestigio con argumentos sentimentales y vacíos de valor racional)?

En realidad, desde el punto de vista económico, el sólo hecho de plantear el problema de las riquezas del Vaticano es algo prehistórico, ya que hoy en día la riqueza no está dada por la propiedad de algunos terrenos o piezas de museo sino por marcas (¿cuánto valen los logos de Mc Donald, Shell, Coca o Telefónica?), acciones en Bolsa, etc. Y de este género de riqueza -la que es real riqueza hoy- la Iglesia no tiene nada (ni siquiera tiene la Biblia patentada…).

Cualquier Estado del mundo con un pequeño porcentaje de su presupuesto anual podría posiblemente aportar mucho más que la venta total de todo el Vaticano, territorio incluido.

Además, el problema de la pobreza NO se arregla con una donación: es un problema de desarrollo y requiere un flujo permanente de recursos. Por ejemplo, ¿de qué serviría la donación de un hospital a un país que no contara con recursos para mantenerlo, pagar sueldos, comprar medicinas…? Hacer funcionar un hospital en no mucho tiempo es más caro que el hospital mismo… La deuda externa argentina ha llegado a los 250 mil millones… Si se tratara de vender todo lo que existe en Argentina para pagarla… no alcanzaría… Esto muestra que nadie puede seriamente proponer que vendiendo cuatro imágenes, tres iglesias y unos cuadros… se podría arreglar algún problema de pobreza.

Es como proponer que le vendamos a los ingleses las Malvinas a cambio de una disminución de la deuda externa… No creo que los mexicanos sientan mucha felicidad cuando piensan que vendieron Texas a los Estado Unidos… Desprenderse de la tierra que contiene la propia historia y valores artísticos y culturales… no es un gran negocio para nadie. La pérdida del patrimonio cultural conduce a la pérdida de la propia identidad.

4. El patrimonio de los pobres …

Además, contrariamente a lo que la acusación sugiere, las supuestas riquezas de la Iglesia son patrimonio de los pobres, que lo sienten como suyo, porque realmente lo son.

Un botón de muestra. Cuando Juan Pablo II hizo su primer viaje a Brasil, después de una ceremonia salió del protocolo, se metió en medio de una favela y visitó una familia. Conmovido, les dejó de regalo su anillo de Papa. ¿Tú crees que fueron lo suficientemente idiotas como para venderlo por su peso en oro y comprarse unas cocas…? Es su tesoro, lo conservan en la capillita de la favela. Los pobres son pobres, pero no tontos…

¿Y qué pobre argentino no se siente orgulloso de la basílica de Luján? ¿Acaso preferiría vendérsela a los musulmanes para que la transformen en una mezquita y que el fruto de la venta se reparta entre los pobres argentinos a los que tocaría quizá menos de un peso a cada uno… para comprarse un «choripán»? ¿Pensás que sería un buen negocio para los pobres?

Nunca he escuchado a un pobre quejarse de supuesta riqueza de su parroquia o capilla… en cambio los he visto trabajar y sacrificarse duramente para mejorarla. Son los que con más orgullo muestran sus «tesoros».

Además, la experiencia también enseña… En los ´60 y ´70 hubo algunos sacerdotes que, quizá víctimas de esta acusación, vendieron imágenes, cálices, custodias… ¿Qué pasó con el fruto de su venta? Lo único claro es que no existe más… ¿Alguien puede pensar que esos cálices están mejor en vitrinas de las casas de los ricos que en un altar de cualquier iglesia?

5. ¿Por qué la Iglesia tiene bienes?

Yendo al fondo de la cuestión. ¿Cuál es el problema de los supuestos tesoros vaticanos? ¿Es malo que la Iglesia tenga bienes? ¿Qué conserve obras de arte? ¿De dónde los saca? ¿A quien perjudica el tenerlos? ¿Es acaso contrario a la enseñanza de Cristo?

En realidad no existe ningún problema. Basta recordar el elogio de Jesús a María por haber derramado un perfume carísimo sobre sus pies y a la viuda que puso todo lo que tenía como limosna al templo. Es más, es lógico que necesite bienes materiales. Como no está compuesta sólo por ángeles, para enseñar a la gente el camino al cielo necesita edificios, bibliotecas, computadoras, autos… Para dar culto a Dios necesita templos, altares… Para ayudar a la piedad necesita imágenes, libros… Para enseñar a las gentes necesita escuelas, universidades… No parece que en estos dos mil años la Iglesia se haya dedicado a acumular dinero: esos «tesoros» acumulados en dos mil años de donaciones… son objetos de culto, etc. Normalmente quienes han cuidado de esos bienes han sido personas que vivieron voluntariamente la pobreza, que dejaron todo por seguir a Cristo, que no han tenido nada de patrimonio personal.

¿Qué bienes tiene la Iglesia? Los que juzga necesarios para el cumplimiento de su misión, que es de orden exclusivamente espiritual.

Si lees la Sagrada Escritura descubrirás que la magnificencia del culto divino es un mandato que la Iglesia ha recibido de Dios. Tratando de dar a Dios cosas buenas… está siendo fiel a lo que su Señor le ha pedido.

¿Qué bienes tiene la Iglesia? Los que juzga necesarios para el cumplimiento de su misión, que es de orden exclusivamente espiritual.  Si lees la Sagrada Escritura descubrirás que la magnificencia del culto divino es un mandato que la Iglesia ha recibido de Dios. Tratando de dar a Dios cosas buenas... está siendo fiel a lo que su Señor le ha pedido.

"¿Qué bienes tiene la Iglesia? Los que juzga necesarios para el cumplimiento de su misión, que es de orden exclusivamente espiritual. Si lees la Sagrada Escritura descubrirás que la magnificencia del culto divino es un mandato que la Iglesia ha recibido de Dios. Tratando de dar a Dios cosas buenas... está siendo fiel a lo que su Señor le ha pedido."

La tan vapuleada riqueza está compuesta por cosas que no se guardan con avaricia, sino que se usan en el ejercicio de la misión de la Iglesia. Por ejemplo, anualmente por la basílica de San Pedro pasan cuatro millones de peregrinos…, se celebran veinte mil misas, hay ochenta ceremonias solemnes… de las que unas treinta son presididas por el Santo Padre… O sea que tiene un uso bastante más intenso que la cancha de River… ¿Te parecería razonable vender la Pietá de Miguel Angel y poner en su reemplazo una copia plástico inflable para que la gente le rece?

Por otro lado los cuida, los usa y les saca el jugo bastante bien. La Basílica de San Pedro tiene 500 años… lo que mostraría que está bastante amortizada… que fue una idea genial hacerla con buenos materiales… que la hacen tan barata a largo plazo…

Por otro lado, la acusación parece sugerir una conexión entre las «riquezas» y la pobreza de los pobres. Pero, no hay relación alguna entre la belleza de la Basílica de San Pedro y la pobreza de una villa de Buenos Aires… Creo que es suficientemente claro que la primera no es la causa de la segunda. Por tanto no veo porqué conectar ambas cosas. Carece de sentido hacerlo. El problema es inventado, no es real.

Si se fuera coherente con el planteo, ¿porqué no poner también en tela de juicio al Islam y las mezquitas; el judaísmo y las sinagogas… y hasta el edificio del congreso, la casa rosada, todos los museos, los Mc Donalds, shopping centers, el parque de la costa, los boliches… en fin, con todo lo que no sea un rancho miserable?… Y comenzando por tu propia casa: ¿cómo puedes vivir ahí mientras haya gente que se muere de hambre? Este cuestionamiento carece de sentido. ¿Porqué podría estar mal que la Iglesia tenga templos lindos? ¿Qué aportaría a la bondad de la Iglesia la fealdad y la pobretería?


6. ¿Es necesaria la belleza? ¿la historia?

Como los «tesoros» de los que se habla son básicamente artísticos y forman parte del patrimonio histórico de la Iglesia, parece necesario plantearse si la belleza es buena o mala, si tiene alguna función en la vida humana.

Definitivamente, la belleza mueve al espíritu. Eleva del materialismo… Hace un gran bien al alma. Rezar frente a una imagen linda inspira, eleva el alma. Como criaturas espirituales, el arte es una de las manifestaciones más altas del espíritu humano. Nos eleva y dignifica.

La historia es parte de nuestro ser: a través de la obra de quienes no precedieron -su arte, trabajo, etc.- entramos de alguna manera en comunión con ellos. Necesitamos permanecer unidos a nuestras raíces, a nuestros antepasados en la fe… y el cuidado de lo que nos legaron cumple una misión muy importante al respecto.

Los museos vaticanos muestran que la Iglesia siempre ha fomentado la cultura y todas las manifestaciones del espíritu humano, llegando a ser en ciertos casos la mejor protectora del arte, la ciencia y la cultura. La historia humana le debe mucho al respecto, ya que ha protegido el patrimonio cultural de las ochenta generaciones que nos separan de la época de Cristo.


7. ¿Y en cuanto a la legitimidad de esas propiedades…?

Parece al menos curiosa la pretensión de disponer de bienes ajenos. Es decir, ¿quién es el que critica y ataca para decidir qué debería hacer la Iglesia con sus bienes (bienes que evidentemente no pertenecen al acusador)? Porque en el fondo, los bienes que causan tanto escándalo son una propiedad legítima de una institución con dos mil años de historia. No han sido robados ni saqueados, como por otro lado sí lo han sido muchos de los tesoros históricos, artísticos y culturales de los más grandes museos del Mundo como el Louvre, el Británico… (Cualquier duda pregunta a los franceses por los «regalitos» que Napoleón les llevó de Egipto o los «recuerdos» que los ingleses se llevaron del Partenón…). En este caso, han sido fruto de donaciones explícitamente hecha para ese fin: gente que ha donado sus propios bienes para que fueran usados para el culto divino, la educación, la formación del pueblo fiel, el Santo Padre, etc. Es decir, su legitimidad está fuera de toda duda.

8. Pero, al final, la Iglesia ¿hace algo por los pobres?

Lo más curioso e insostenible de la acusación, es la insinuación de inacción frente al problema de la pobreza.

Te desafío a buscar una institución que haya aportado tanto bien al mundo -y si querés, en particular a los pobres- como la Iglesia Católica. Si bien su fin es espiritual -la salvación de las almas-, ninguna institución con fines temporales podría haber representado tanto bien desde el mero punto de vista humano.

No te olvides de quién «inventó» los hospitales y universidades. Quién promovió la educación a través de los siglos. Quién luchó contra la esclavitud. Quién se ha dedicado a atender a los minusválidos, a los huérfanos, inmigrantes, moribundos, leprosos, chicos de la calle… Quién atiende la mitad de los enfermos de SIDA que hay en el mundo… Una visita al Pequeño Cotolengo Don Orione no te vendría mal. O a algún comedor infantil de alguna villa, o a algún hogar de la Madre Teresa, o cualquier local de Caritas parroquial, o … En nuestro país, a la hora de catástrofe naturales, la única institución fiable para repartir ayudas es Caritas… la gente no confía en nadie más.

Algunos datos. Veamos la contabilidad del objeto del ataque de las riquezas del Vaticano. El presupuesto anual de la Santa Sede es de 145 millones de dólares. A esto se debe añadir el Ovolo de San Pedro: 60 millones que se destina enteramente a obras de caridad y ayuda a necesitados. Es decir, estamos hablando de una institución que destina el 29,26% de sus ingresos brutos sólo a obras de caridad… No contemos los millones de dólares que instituciones católicas (muchas pertenecientes a Conferencias Episcopales) dan de ayuda al los países pobres: Adveniat, Ayuda a la Iglesia Necesitada, Manos Unidas, y un largo etc.

Busca una institución que hoy haga más por los pobres que la Iglesia Católica. ¿No parece una burla esta crítica a la institución que -por lejos- hace más por los pobres? La lista de las labores asistenciales de la Iglesia Católica es realmente impresionante: mírala despacio y piensa un poco. Después saca tus propias conclusiones.

En resumen y como conclusión: el cuestionamiento es ridículo.

¿Hay alguna relación entre las obras de arte de los Museos Vaticano y las imágenes de las iglesias con la pobreza? La respuesta no admite ninguna duda: ¡NO!

  1. No existe una relación causal. Los primeros no son la causa de la segunda.
  2. Si el Vaticano no existiese, la situación de los pobres sería peor, porque desaparecería el mayor benefactor de los necesitados.
  3. La existencia de bienes artísticos y religiosos, ¿afecta de alguna manera la pobreza? No, en absoluto.
  4. ¿Es ofensivo? En el sentido que sería una cachetada a la pobreza… No, a los pobres también les gustan la cosas lindas y gozan con ellas.
  5. ¿Es verdad que la Iglesia tenga grandes tesoros económicos en la actualidad? No.
  6. Si se vendiese todo lo que tenga algún valor, ¿mejoraría la situación de los pobres del mundo? No afectaría en lo más mínimo la situación económica de los pobres.
  7. ¿Es quizá una muestra de indiferencia ante el problema de la pobreza? En absoluto, ya que el trabajo de la Iglesia en favor de los pobres está absolutamente fuera de duda.
  8. ¿El mantenimiento de esos bienes no supondrá gastos extraordinarios que podrían destinarse a la lucha contra el hambre? No, porque se auto-mantiene con el valor de la entrada a museos… y contratos como los que facilitaron la restauración de la Capilla Sixtina sin poner un duro.
  9. ¿Se invierten actualmente grandes sumas de dinero en incrementar esos bienes? No, es el fruto de dos mil años de cristianismo… Esperemos que nosotros sepamos dejarle a nuestros descendientes algo de valor y buen gusto.

Me parece que en esta página queda suficientemente demostrado, que las supuesta riquezas del Vaticano, no representan ningún problema real ni amenaza para los pobres. Es más, que la tan mentada crítica es una tomada de pelo. Una burla que no resiste el más elemental análisis racional. Usar a los pobres para atacar a la Iglesia es, al menos, una broma de mal gusto… Y más todavía que sea hecho por quienes nunca han hecho nada por los pobres

P. Eduardo M. Volpacchio

Aunque César Vidal es un blasfemo, hereje, judaizante y capitalista, radicalmente enemigo de las Españas y de la Santa Iglesia Católica, Apostólica, Romana, ello no impide que en ocasiones tenga momentos de lucidez.

Uno de esos momentos es un texto en que el subalterno indica algunos motivos de por qué aquellas hazañas tan gloriosas y de las que tan orgullosos estamos, llamadas “Las Cruzadas”, NO fueron expediciones destinadas a saquear a nadie.

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“Cree el ladrón que todos son de su condición”. Eso es lo que pasa con los rojos y con los derechistas, que son gentes que, por ejemplo, en política, sólo actúan movidos a satisfacer caprichos y ambiciones personales y no por servir a la Verdad y a la Justicia.

Para que nadie ose decir que los tradicionalistas no reconocemos lo bueno del enemigo, he aquí el texto de nuestro enemigo liberal y protestante César Vidal, acerca de las Cruzadas.

¡Vivan las Cruzadas! ¡Viva Cristo Rey!

Mendo Crisóstomo

¿Fueron las Cruzadas

fruto de un simple interés material?

subir imagenPor Cesar Vidal, historiador


Durante décadas distintos historiadores, especialmente de orientación marxista, han insistido en presentar las Cruzadas como un fruto de factores materiales exclusivamente.

Sólo la codicia y el deseo de obtener tierras habrían movido a los cruzados a abandonar Europa occidental para dirigirse a Tierra Santa pero, a pesar de lo arraigado de esta idea, ¿fueron las Cruzadas fruto de un simple interés material? La historiografía marxista y aquella que sin serlo está muy influida en sus planteamientos por ésta ha insistido durante décadas en el carácter meramente material de las Cruzadas. De acuerdo, por ejemplo, a la Historia de las Cruzadas, de Mijaíl Zaborov, los cruzados sólo se desplazaron a Oriente Próximo movidos por el deseo de obtener beneficios económicos que, fundamentalmente, se tradujeran en la posesión de tierras y en el aumento de bienestar material. En otras palabras, la cruzada no pasaba de ser una emigración violenta movida por causas meramente crematísticas. El elemento espiritual simplemente proporcionaba la cobertura, bastante ridícula por otra parte, para semejante aventura de saqueo y pillaje.

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El punto de vista de Zaborov tan repetido posteriormente resultaba especialmente sugestivo en la medida en que permitía desacreditar una empresa de carácter confesamente espiritual y, a la vez, dar un ejemplo de cómo ese tipo de fenómenos podía explicarse recurriendo únicamente a argumentos economicistas. Sin embargo, como tantas explicaciones de este tipo, a pesar de lo socorrido e instrumental de su formulación, no resiste un análisis mínimamente sólido de la documentación con que contamos.

En primer lugar, lo que se desprende de las fuentes de la época es que marchar a la cruzada no implicaba un aliciente económico sino más bien un enorme sacrificio monetario que sólo se podía emprender convencido de que la recompensa sería más sólida que un pedazo de terreno o una bolsa de monedas. Al respecto los documentos no pueden ser más claros. Un caballero alemán que era convocado a servir al emperador en aquellos años en lugar tan cercano como Alemania gastaba tan sólo en el viaje y atuendo el equivalente a dos años de sus ingresos. subir imagenPara un francés viajar a Tierra Santa implicaba unos gastos que llegaban a quintuplicar sus rentas anuales. Por lo tanto, como primera medida, necesitaban endeudarse fuertemente para acudir a la cruzada. En no pocos casos incluso perdieron todo lo que tenían para sumarse a la empresa.

No deja de ser curioso que Enrique IV de Alemania en una carta se refiriera a Godofredo de Bouillon y Balduino de Bolonia, ambos caudillos de la primera cruzada, como personas que «atrapadas por la esperanza de una herencia eterna y por el amor, se prepararon para ir a luchar por Dios a Jerusalén y vendieron y dejaron todas sus posesiones». Su caso, desde luego, no fue excepcional. De hecho, el Papa y los obispos reunidos en el concilio de Clermont redactaron una legislación que imponía la pena de excomunión a aquellos que se aprovecharan de estas circunstancias para despojar a los caballeros cruzados de sus propiedades valiéndose de intereses usurarios o de hipotecas elevadas. subir imagenEl listado de caballeros que se endeudaron extraordinariamente para ir, por ejemplo, a la primera cruzada es enorme y demuestra que ésa era la tendencia general.

Tampoco faltaron los apoyos eclesiales en términos económicos. Por ejemplo, el obispo de Lieja obtuvo fondos para ayudar al arruinado Godofredo de Bouillon despojando los relicarios de su catedral y arrancando las joyas de las iglesias de su diócesis. Quizá se podría interpretar todo esto como una inversión arriesgada ¡y tanto! que se compensaría con las tierras que los cruzados conquistaran en Oriente. Sin embargo, ese análisis tampoco resiste la confrontación con los documentos. Es cierto que durante la primera cruzada un número notablemente exiguo de caballeros optó por permanecer en las tierras arrebatadas a los musulmanes. subir imagenNo obstante, salvo estas excepciones, la aplastante mayoría de los cruzados regresaron a Europa. Tras producirse, en el curso de la primera cruzada, la toma de Jerusalén y la victoria sobre un ejército egipcio (el 12 de agosto de 1099) la práctica totalidad retornó a sus hogares sin bienes y con deudas pero, al parecer, con un profundo sentimiento de orgullo por la hazaña que habían llevado a cabo. De hecho, para defender los Santos Lugares resultó necesario articular la existencia de órdenes militares como los caballeros hospitalarios, primero, y los templarios después. No fue mejor la situación económica en las siguientes cruzadas.

Nuevamente el factor espiritual resultó decisivo y, precisamente, para costear los enormes gastos de una empresa que recaía sobre los peregrinos así se consideraban sus participantes ya que el término cruzados es posterior los monarcas recurrieron a impuestos especiales o a préstamos concedidos a la corona. Vez tras vez, la posibilidad de quedarse en Tierra Santa si es que alguien la contemplaba se reveló imposible pero eso no desanimó a los siguientes participantes a lo largo de nada menos que dos siglos. subir imagen

Ciertamente, no podemos tener una imagen excesivamente idealizada de las Cruzadas y tampoco podemos negar que su modelo de espiritualidad en muchas ocasiones causa más escalofrío a nuestra sensibilidad contemporánea que entusiasmo. A pesar de todo, existe un dato que no puede negarse siquiera porque aparece corroborado en millares de documentos.

Prescindiendo de la mayor o menor categoría humana y espiritual de los participantes, su impulso era fundamentalmente espiritual. Movidos por el deseo de garantizar el libre acceso de los peregrinos a los Santos Lugares y de ganar el cielo, abandonaron todo lo que tenían y se lanzaron a una aventura en la que no pocos no sólo se arruinaron sino que incluso encontraron la muerte, un ejemplo, dicho sea de paso, que nosubir imagen disuadió a otros de seguirlo a lo largo de dos siglos.

No se trató, por lo tanto, de un movimiento material disfrazado de espiritualidad sino de un colosal impulso de raíces espirituales que no tuvo inconveniente, pese a sus enormes defectos, en afrontar considerables riesgos y pérdidas materiales.

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¿QUÉ ES Y QUÉ NO ES UN MILAGRO?

APRENDA A DIFERENCIAR MILAGROS DE MEROS HECHOS PARANORMALES

El Catolicismo es la única Religión que tiene milagros, efectuados por el Creador para indicarnos que la única Religión Verdadera es la Católica Apostólica Romana.

En las religiones falsas jamás suceden hechos sobrenaturales.

En las religiones falsas jamás suceden hechos sobrenaturales.

En las religiones falsas (tanto en las inventadas por hombres por motivos políticos como en las inventadas por el mismo Satanás) hay numerosos hechos paranormales, hechos que existen también en la Verdadera.
Están sin explicar, o mal explicados aún por la ciencia, pero se repiten en todas partes y, en cierto sentido, son obra de seres naturales (levitación, telekinesia, etc.), y NO se trata de hechos sobrenaturales.

En las religiones falsas también hay 'hechos paranormales', pero NUNCA HECHOS MILAGROSOS

En las religiones falsas también hay 'hechos paranormales', pero NUNCA HECHOS MILAGROSOS

AHORA BIEN, aparte de tales ‘hechos paranormales’ (existentes en todas partes, en el Catolicismo incluido), existen los milagros (existentes sólo en la Santa Iglesia Católica), que SÍ son sobrenaturales.

¿Por qué?

Porque los milagros, en sentido estricto, sólo han sucedido en la Religión Católica, pues se trata de hechos que, según las leyes naturales, serían, sencillamente, IMPOSIBLES. Por ello requieren la intervención SOBRENATURAL, es decir: la intervención del Único Ser que se halla por encima de esas leyes por haberlas creado Él.

Los MILAGROS sólo suceden en la Verdadera Religión.

Los MILAGROS sólo suceden en la Verdadera Religión.

Tales hechos, sólo se han producido en la Religión Católica. Y tales hechos, demuestran con total evidencia que la Religión Católica es la ÚNICA RELIGIÓN REVELADA POR DIOS.

¿Con qué fin hace Dios estos milagros? No lo hace por ‘humanitarismo’, ni sentimentalismos similares, sino con el fin de darnos señales que confirmen, en medio del error, en qué doctrinas se halla la única Religión Verdadera, y de ese modo podamos salvar el alma.

Así lo muestra Santo Tomás de Aquino (Compendium Theologiae 275-276):

Los milagros sirven para confirmar la Sana Doctrina

Los milagros sirven para confirmar la Sana Doctrina

“Porque lo que Dios hace algunas veces fuera del orden de las cosas naturales por Él establecido, lo hace para algún fin. Cuando acontecen divinamente hechos de esta clase fuera del orden de las causas segundas, se les da el nombre de milagros, porque es maravilloso (mirum) ver un efecto e ignorar su causa. Por ser Dios cosa al margen de las segundas causas que no son conocidas, estamos en presencia de un milagro propiamente dicho (simpliciter miraculum). Si, por el contrario, produce un efecto cuya causa es desconocida para éste o para aquél, a este efecto no se le llama propiamente milagro, porque sólo lo es para aquel que ignora la causa. Por ello, una cosa que a uno le parece maravillosa, no lo es para otro quien conoce la causa.

Sólo Dios tiene el poder de obrar fuera de las causas segundas, porque Dios es el que lo ha establecido, y no está subordinado a este orden. Los demás seres, por el contrario, están sometidos a este orden, y, por esto, sólo El puede obrar milagros, según las palabras del Salmista: «Sólo Él hace maravillas» (Sal 71,18). Cuando parece que alguna criatura hace milagros, o no son milagros verdaderos, porque son producidos por los demonios, que son efecto del arte mágico; o, si son milagros verdaderos, han sido impetrados de Dios por alguno, a quien le ha concedido el poder para hacerlos. Por consiguiente, como estos milagros no son obrados más que en virtud del poder divino, con razón son tomados como PRUEBAS DE FE (argumentum fidei), porque sólo se fundan en Dios. Pues en todo lo que el hombre produce por la voluntad divina, no hay nada en que esté más claramente impreso este sello divino que en las obras que sólo Dios puede hacer.”

Mendo Crisóstomo