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SAN MIGUEL ARCÁNGEL, DEFENSOR DE LOS MORIBUNDOS Y PSICOPOMPO (Segunda Parte)


por Mendo Crisóstomo
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Hacía ya más de dos años que no publicábamos nada.

En medio de esta persecución y combate que esperamos no acabe aquí -pues la Escritura nos enseña que la vida es milicia– hemos encontrado oportunidad física y electrónica de volver a publicar.

Deseamos y pedimos al Arcángel San Miguel que nos dé fuerzas y recursos para seguir publicando, para continuar (también aquí) el buen combate. Deseamos también que el lector se una a nuestras oraciones.

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San Alfonso María de Ligorio

En una entrada anterior desarrollábamos someramente la primera parte de esta cuestión de San Miguel como defensor de los moribundos y guía de las almas en el más allá. Llega ahora la ocasión de publicar la segunda parte y empezaremos con el aporte de ese genio de todos reconocido, napolitano, aragonés y español, que fue San Alfonso María de Ligorio.

San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia políticamente muy incorrecto (como todos los Doctores de la Iglesia sin excepción), nos refiere, una ilustrativa anécdota sobre un noble polaco que durante muchos años había vivido alejado de Dios y en pecado mortal:
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Acercándose la hora de su muerte, hallábase lleno de terror y de remordimientos, torturado por la desesperación. Como este hombre había sido devoto del arcángel San Miguel, Dios en su infinita misericordia permitió que se le apareciera para combatir a los demonios que le estaban tentando. El arcángel le movió al arrepentimiento, diciéndole que había orado por el y que había conseguido para él más tiempo de vida para obtener su salvación.
Minutos después, se presentaron dos sacerdotes dominicos, diciendo que se les había aparecido un extraño joven pidiéndoles que fueran a ver a este hombre moribundo.
Éste se confesó con lágrimas de arrepentimiento y recibió la Santa Comunión. Al poco rato, murió reconciliado con Dios en brazos de los sacerdotes.

Otra es la que nos relata San Vicente María Strambi, quien nos narra cómo, en el momento de la muerte de San Pablo de la Cruz, se lanzó al suelo invocando la ayuda del Señor, pues no quería morir sin la asistencia de sus religiosos. Al instante fue elevado desde el suelo por una mano invisible y, al abrir los ojos, relató haber visto dos hermosísimos ángeles, exclamando regocijadamente a continuación:

«¡Oh, gran Providencia del Señor!»

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San Pablo de la Cruz

Y, en los primeros tiempos de la Cristiandad, nos encontramos cómo en la Vida de San Pacomio se describe con todo lujo de detalles cómo los ángeles se presentan para ejercer de psicopompos en la tarea de conducir el alma de San Pacomio hasta el Paraíso.

Autores como Lactancio, San Juan Crisóstomo o San Ambrosio se detienen a describir esta tarea de psicopompo liderada por San Miguel Arcángel, recogida también posteriormente por una obra de carácter histórico (no dirigiremos calificativo alguno contra los listos que cuestionan su historicidad, naturalmente en base a sus prejuicios) como es la Legenda Aurea.

Incluso en el momento del tránsito de María Santísima y posterior Asunción, San Miguel Arcángel acompañó a Nuestro Señor Jesucristo para ir a recogerla y llevársela al Paraíso.

Tal es la importancia del querubín que un día se atrevió a plantar cara a Satanás y vencerle. Y que lo vence en toda ocasión.
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Así mismo, los Padres de la Iglesia, comentando un pasaje de la Epístola de San Judas Tadeo en el que hablan de cómo Satanás se presentó ante el cuerpo de Moisés y San Miguel Arcángel se presentó para defenderlo, lo utilizan como ejemplo para hablar cómo los ángeles caídos, condenados a las tinieblas, acuden en la agonía de los difuntos, para intentar desesperarlos llevarse sus aterrorizadas almas al Infierno.

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En el momento de la muerte del glorioso San José, se presentó allí San Miguel para guiar su alma y protegerla de los demonios

Del mismo modo, Nuestro Señor dice en el Santo Evangelio de San Lucas que los ángeles transportaron el alma del pobre Lázaro. Y, en el momento de la muerte de San José, la Tradición nos transmite cómo se presentó allí San Miguel para guiar su alma y protegerla de los demonios.

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«San Agustín, Padre y Doctor de la Iglesia, explica que la pérdida o daño de un alma es una especie de derrota para San Miguel Arcángel por parte del Maligno»

San Agustín, Padre y Doctor de la Iglesia, explica que la pérdida o daño de un alma es una especie de derrota para San Miguel Arcángel por parte del Maligno.

Mucho tiempo después, en el siglo XIII, San Pantaleón señalaba que la función de psicopompo (conductor o guía de las almas) y protector de los moribundos atribuida a San Miguel era algo reconocido por todos los cristianos.

Ya en el Antiguo Testamento, el propio San Miguel Arcángel le dice al profeta Daniel (Dan. 12, 1) que el día del Juicio Final, se presentará allí para guiar a unos hacia la luz eterna y para arrojar a otros al horror eterno.

Es ilustrativo que incluso el rey Clodoveo (rey de un pueblo a medio cristianizar como el de los francos, a diferencia del pueblo hispanovisigodo), desde su bautismo, recitaba cada día esta oración:

«Oh, San Miguel, que sois la más poderosa ayuda de los cristianos en la hora de la muerte, deposito en vos mi confianza; otorgadme una muerte preciosa ante Dios.»

Y, si venimos a épocas posteriores, más modernas y escolásticas que la de Clodoveo, nos encontramos que Santo Tomás de Aquino, San Roberto Belarmino, o Suárez (Doctor Eximius), entre otros importantes autores, han declarado que San Miguel es el ángel de la buena muerte, de tal modo que cualquiera que se recomendare sinceramente a él no morirá en pecado mortal, sino que será salvado por su potente protección en el momento de la agonía.
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Por ello, en España y otros muchos lugares de la Cristiandad, aparte de las cofradías de San Pedro (que tiene las llaves del Reino de los Cielos) y las de las Ánimas del Purgatorio, se crearon también las de los Santos Ángeles y las del Arcángel San Miguel. Durante siglos, estas cofradías de San Miguel Arcángel como patrono de la Buena Muerte han recibido numerosas indulgencias de parte de los Romanos Pontífices.

Todo esto se plasma en la liturgia y, así, en la Liturgia Romana, en el Ofertorio del Propio de la Misa de Difuntos, se ruega la intercesión de San Miguel Arcángel del siguiente modo:

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«Sed signifer sanctus Michaël repraesentet eas in lucem sanctam quam olim Abrahae promisisti  e semini eius»

(Mas, que el Abanderado San Miguel las guíe [las almas] hacia la luz santa que en otro tiempo prometiste a Abraham y a su descendencia)
En tiempos como los que vivimos, es muy útil y provechosa (más que nunca) la devoción por San Miguel Arcángel. San Francisco de Sales nos enseña:

«La veneración a San Miguel es el mas grande remedio en contra de la rebeldía y la desobediencia a los mandamientos de Dios, en contra del ateísmo, escepticismo y de la infidelidad.»
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Todos los Santos de la historia de la Iglesia se han santificado con la Misa Tradicional (hoy llamada por los oficialistas “forma extraordinaria”), establecida por Jesucristo, y no con la nueva “misa” (hoy llamada por los oficialistas “forma ordinaria”) inventada por el obispo masón Bugnini y por cinco ministros protestantes y un rabino.

La "forma ordinaria" de la Misa que hoy encuentra habitualmente en su parroquia, NO es la Misa de siempre, sino un invento humano plagio de los herejes protestantes

Por eso, según los grandes santos y doctores de la Iglesia, son numerosísimas las utilidades y beneficios que, gana aquel que asiste a la Misa de siempre, la Misa Tradicional, y las que gana aquel sacerdote que la celebra.
Menos mal que el Papa Benedicto XVI ha indicado que jamás estuvo prohibida la Misa Tradicional; eso hará que algunos que se alejaron de la Iglesia vean que las “misas” a las que les llevaban de pequeños no son las misas a las que iban sus abuelos.

La Misa Tradicional o "forma EXTRA-ordinaria es la Misa con que se santificaron TODOS los santos de la historia

Estas utilidades, por supuesto, no las gana quien asiste a esa “misa” inventada tras el Concilio Vaticano II, ya que tal “misa” (hoy extendida por doquier y en lengua vulgar), no es a la que ellos asistían, sino que es una “misa” inventada por humanos y no la establecida por Dios, que es la de Jesucristo.

Mendo Crisóstomo

TESORO DE LAS GRANDES UTILIDADES

QUE SE GANA EN CELEBRAR Y OÍR MISA TRADICIONAL

Extraído de Misa Tridentina

1 – San Bernardo, hablando de las utilidades de la Misa, dice: Que más merece el que devotamente oye una Misa (en gracia de Dios), que si peregrinara la dilatada espaciosidad de todo el mundo, y que si diera a los pobres su hacienda: pero mucho más el que celebra.
2 – El mismo Santo dice: Que el que devotamente y en gracia oyere Misa merece tanto como si fuera  peregrinando. y visitara todos los Lugares Santos de Jerusalén, y caminara la demás Tierra Santa.

La Santa Misa Tridentina es el compendio de las maravillas que Dios ha hecho con los hombres

3 – San Buenaventura, con otros muchos Padres, dice: Que la santa Misa es el compendio de las maravillas que Dios ha hecho con los hombres.

4San Agustín dice: Que si alguno oyere devotamente la Misa, alcanzará grandes auxilios para no caer en pecado mortal, y se le perdonarán sus defectos y pecados veniales e imperfecciones.
5 – En otro lugar dice: Que todos aquellos pasos que uno da para oír Misa, son escritos y contados por su Ángel y por cada uno le dará el Altísimo Dios un grandísimo premio en esta vida mortal y perecedera.
6 – Refiere el mismo Santo: Que el oír devotamente Misa y ver el Santísimo Sacramento, ahuyenta al demonio del pecador.
7 – . Mas adelante refiere: Que al que oyere Misa entera no le faltará el sustento necesario y alimento para su cuerpo.
8 – El propio Santo dice: En aquel día que alguno viere en la Misa el Cuerpo y Sangre de Jesucristo, se le conservará la luz de la vida.

El Ángel de la Guarda toma nota de todos los pasos que uno da para asistir a Misa Tradicional

9 – En otro lugar continúa diciendo: Que mientras uno oye Misa no pierde el tiempo, sino que gana mucho, por muy dilatado que el sacerdote se esté en el sacrificio de la Misa.

10 – Mi gran Padre San Agustín, hablando con los que fueran muy devotos de las benditas almas del purgatorio, dice estas breves palabras: Quien por los difuntos oye Misa y ora, por sí propio trabaja: así el que ofrece por las almas lo que reza, por sí propio trabaja.
11San Anselmo dijo: Que más vale una Misa oída en vida, que mil dichas por la misma persona después de su muerte.
12 – El mismo Santo dice: Que una Misa sobrepuja y accede la virtud de todas las oraciones en cuanto a la remisión de la culpa y pena.

El que asiste a Misa Tradicional, en ese día se librará de muy grandes peligros y numerosos males

13 – En otro lugar dice: Que oír devotamente una Misa en vida o dar alguna limosna para que se celebre, aprovecha más que dejar para celebrarlas después de su muerte.
14 – San Gregorio dijo: Que el que devotamente oyere Misa, en aquel día se librará de muy grandes peligros y muchos males.
15 – En otro lugar dice: Porque ningún sacrificio hay en todo el mundo por el cual las almas de los difuntos con mayor presteza salgan y se libren de las penas del purgatorio, que por la sacratísima oblación y santo sacrificio de la Misa, como sienten los teólogos.

La Misa Tridentina es "el mayor bien que se puede ofrecer por las almas para librarlas y sacarlas del purgatorio"

16 – El mismo santo dice: Que la pena de los vivos y de los difuntos se suspende mientras se celebra la Misa y principalmente en las almas de aquellos por quienes con especialidad el sacerdote ruega, ora y dice la Misa.

17 – Continúa el mismo Santo diciendo: Que por las Misas oídas y dichas con devoción, los pecadores se convierten a Dios, las almas se libran de las penas que por sus pecados merecían en el purgatorio. y los justos se conservan en el camino rectísimo de la justificación.
18 – Por último, dice el mismo San Gregorio: Que por las Misas que en la Iglesia se celebran, se convierten los infieles a la fe de Cristo, las almas de las penas del purgatorio vuelan al cielo y los Justos se afirman en la gracia de Dios.
19 – San Jerónimo dice: Que las almas que están en la penas del purgatorio, por las cuales el sacerdote ora y ruega en la Misa, no padecen ningún tormento mientras que el santo sacrificio de la Misa se celebra y dice por ellas.
20 – El mismo Santo dijo: Que por cualquier Misa con devoción celebrada y oída salen muchísimas almas de las penas del purgatorio, y a las otras  que quedan en él se les disminuyen las muchas penas que allí padecen.

Salvo la Misa Tridentina, ningún otro sacrificio posee poder por el que "las almas de los difuntos con mayor presteza salgan y se libren de las penas del Purgatorio"

21San Alberto el Magno dice: Que el santo sacrificio de la Misa está tan lleno de misterios como el mar  está lleno de gotas, como el sol de átomos, el firmamento de estrellas y como el cielo empíreo de muchísimos Ángeles.

22 – En otro lugar (Serm. 145) dice: Que el que en la  Misa contemplare la Pasión y muerte de Jesús, merecerá más que si anduviese peregrinando a pie descalzo a los Lugares Santos de Jerusalén, y ayunara a pan y agua un año, y se azotara hasta derramar sangre de sus venas. y rezara trescientas veces el Salterio.
23San Cipriano dice: Que el santo sacrificio de la Misa es medicina para sanar las enfermedades, y holocausto para purgar las culpas.
24 – San Juan Crisóstomo dice: Que la celebración de la Misa en cierta manera, vale tanto cuanto vale la muerte de Cristo en la cruz.

La Santa Misa Tradicional vale tanto como el Sacrificio de Cristo en la Cruz

25 Inocencio Papa dice: Que por la virtud del sacramento de la Misa todas las virtudes se aumentan y se acrecienta la gracia.

26 Juan Bautista Mantuano dijo: Aunque Dios me diera cien lenguas, y con ellas una voz de acero que nunca se me gastara, no sería posible declarar y manifestar las utilidades, gracias, privilegios y grandes provechos que se ganan con asistir y oír Misa en gracia.
27 – San Bernardino de Sena dice: Que la Misa es el mayor bien que se puede ofrecer por las almas para librarlas y sacarlas del purgatorio y llevarlas a gozar de su santísima gloria.

La Misa Tradicional está tan llena de misterios como el mar está lleno de gotas o el firmamento de estrellas

28 – San Lorenzo Justiniano dice: Más agrada al Altísimo Dios el sacrificio de la Misa, que los méritos de todos los Ángeles.
29 – El Venerable Beda dice: Que si una mujer encinta oyere Misa, podrá esperar grandes auxilios en los dolores de su parto.
30 – Eugenio Papa dice: Que más aprovecha para la remisión de la culpa y pena oír una Misa, que todas las oraciones de todo el mundo.
31 – El Concilio de Trento: Que por el santo sacrificio de la Misa se aplaca a Dios, y concede la gracia y don de la penitencia.

Es imposible manifestar con palabras las grandes utilidades, gracias, privilegios y grandes provechos que se ganan con la Misa Tradicional

32 – El santo sacrificio de la Misa, dice San Francisco de Sales, es el corazón de la devoción, el alma de la piedad y el centro de la Religión.
33 – Concluyendo, dice el Doctor Angélico Santo Tomás de Aquino: Que los efectos que causa el santo sacrificio de la Misa y el oírla, son los siguientes:

Resiste a los malos pensamientos.

Destruye los pecados.

Mitiga el aguijón de la carne.

Da fuerzas al alma para batallar contra los enemigos.

Perdona los pecados veniales.

Purifica, limpia y purga el corazón.

Alienta a obrar bien.

Aumenta la castidad.

Acrecienta el fervor de la caridad.

Da fuerzas para sufrir las cosas adversas y llena el alma de todas las virtudes.

Y, en fin, por decirlo de una vez, cuantos frutos, gracias, privilegios y dones recibimos de la mano del Altísimo Dios, todos son por la sagrada muerte y Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, la cual se representa en el Sacrificio de la Misa.

EL RÉGIMEN POLÍTICO-SOCIAL DE LA LIBERTAD Y DE LA JUSTICIA: EL RÉGIMEN DE CRISTIANDAD

Por Mendo Crisóstomo

Incluso Kropotkin, enemigo de toda religiosidad, reconoce en sus análisis la dicha y bienestar existentes en el Antiguo Régimen, pese a las leyendas liberales

Nunca el ser humano gozó de tanta libertad y bienestar efectivos como durante el Régimen de Cristiandad; incluso el importante teórico anarquista Kropotkin (1), que nada tenía de católico, no tuvo más remedio que afirmar tajantemente que cuanto más investigaba, más claro le quedaba que el trabajador y el artesano jamás habían tenido iguales niveles de dicha y bienestar que los que tuvieron en la Civitas Christiana.

¿Dónde tiene su origen tal régimen de Cristiandad? En la aplicación práctica de unos principios basados en la observación natural de la realidad por parte de teóricos como Isócrates o Aristóteles y perfeccionados por la doctrina cristiana gracias la labor de sistematización operada por los Padres de la Iglesia, que, continuando la labor de los Apóstoles, buscan construir lo que llama San Agustín Civitas Dei (“la Ciudad de Dios”).
Éstos liman algunos defectos propios de teorizaciones y aplicaciones prácticas de los paganos y asumen y perfeccionan, en cambio, los elementos enderezados a construir una sociedad desde su base, con una brillante organización de los cuerpos intermedios de la sociedad.

La Revelación dada por Jesucristo a sus Apóstoles fue sistematizada por los Padres de la Iglesia mediante los principios hallados por los grandes genios de la Antigua Grecia. Tiene origen así la única sociedad libre y justa posible:"El Reinado Social de Cristo" o "Ciudad de Dios"

Posteriormente, Santo Tomás de Aquino hizo un pequeño resumen teórico en su obra De Regimine Principum.

Pero, ¡atención! esta obra no teoriza sobre ninguna utopía, como hacen los ideólogos, que hablan de “cambiar el mundo” e inventan mundos ficticios en sus obras políticas y, sin embargo, a la postre, siempre y en todo lugar se han demostrado fracasados y traicioneros en la práctica, por no basarse en la realidad sino en especulaciones mentales ficticias.

Todas las idelogías, artificiales y utópicas siempre, siempre se han demostrado, cuanto menos, fracasadas, cuando no traicioneras, criminales y asesinas en la práctica

Santo Tomás de Aquino, en cambio, al escribir esa obra, no hacía más que constatar una realidad, como fruto de la observación; aunque es cierto que esa realidad se llevará a cabo de manera aún más perfecta posteriormente: en las Españas.

En el Régimen de Cristiandad, la sociedad se ordena, pues, a la manera natural; es decir, respetando el principio de subsidiariedad, estructurando el cuerpo social en entidades sociales que gozan de autarquía y autonomía propias, reguladas por los fueros, que refuerzan las verdaderas libertades de los individuos, con independencia de la autoridad política central.

Los diferentes cuerpos sociales se rigen a sí mismos por representantes elegidos libre y directamente por los miembros de cada uno de los gremios e instituciones sociales, y no con representación puramente subjetiva y mandato artificial representativo, como sucede en el liberalismo, sino con representación objetiva y mandato imperativo:

En la Civitas Christiana, que no es ninguna utopía ideológica sino un régimen que verdaderamente existió y fue eficaz, el poder central está limitado por la autoridad de la Tradición, mediante un triple sistema:
1) Ético (por la Ley Natural).

2) jurídico-foral (por principio de subsidiariedad, imposiciones de los cuerpos sociales)

3) jurídico constitucional (que son las limitaciones legales que el pueblo -y no una comisión de políticos- haya querido imponer e imponga al poder central en el ejercicio de la soberanía política).

El Reinado Social de Cristo, que no es ninguna utopía, fue el único que fue eficaz en los últimos 2000 años, y el único que salvaguardó de tiranías y absolutismos. No como las utopías inventadas por el Sistema actual

Éste es el único sistema que ha funcionado.

Un modelo de este tipo es imposible que derive al totalitarismo o al absolutismo, puesto que el poder supremo o soberanía política está limitado y controlado por un sistema de triple control, más potente y decisivo que el de la supuesta división de poderes.

A lo largo de los siglos, desde el Bajo Imperio Romano hasta la Baja Edad Media, esta realidad, que habían reconocido incluso teóricos ya revolucionarios como Kropotkin ―o el propio judío llamado Karl Marx(2)―, se va perfeccionando en todo el continente europeo:

Se respeta el principio de subsidiariedad, el poder económico se halla absolutamente al servicio del poder social y político y, por último, la potestad se encuentra dividida en soberanía social y soberanía política.
Están limitadas una por la otra y ambas, a su vez, limitadas por la autoridad de la Ley Natural, la autoridad de las tradiciones consuetudinarias y la de la Tradición Católica.

Fue en las Españas donde este sistema cuajó de modo más perfecto. Y el saberse soldados de Cristo impulsó a los hijos de las Españas a recorrer todo el planeta: No sólo por la salvación de las almas y mayor gloria de Dios, sino por mostrar al resto de los pueblos la dicha y excelencia del único régimen natural: el Régimen inspirado en las enseñanzas de Cristo, en la Tradición

Tal ordenamiento político-social tuvo su escenario más logrado en las Españas, que consiguientemente nunca se llamaron a sí mismas “Imperio Español” como erróneamente quieren hacer ver las leyendas románticas y las deformaciones históricas del Sistema; ese conjunto de las Españas fue destruido por invenciones teóricas y tiránicas como el nacionalismo español o los nacionalismos periféricos (fundamentalmente los antihistóricos vasco y catalán), fanáticos defensores del Estado.

Y, actualmente, el Antiguo Régimen de las Españas continúa siendo calumniado con numerosas mentiras y leyendas negras, como si hubiese sido un sistema cuasi-totalitario donde el pueblo vivía esclavizado por el rey, la nobleza y la Iglesia.

el trabajador y el artesano jamás habían tenido, ni tendrán, iguales niveles de dicha y bienestar que los que tienen en la "Civitas Christiana"

En efecto, al llegar el Cristianismo, las libertades civiles comienzan a la sazón a cobrar vida y vigor a través de una participación real, basada en organismos naturales que se articulan en una sociedad conforme a normas consuetudinarias que surgen progresivamente y tomando como punto de partida siempre lo anterior, y siempre sin reñir con los preceptos evangélicos de Jesucristo y de la ley natural.

No había un “Estado” en el sentido moderno del término.(3)

No existía el Estado, esa gran bestia que engatusa a los tontos, a los incautos y a los frívolos con su palabrería, con su “pan y circo” y que, en la práctica, tiraniza a la sociedad negándole su libertad natural para acapararla en manos de una oligarquía plutocrática.

Notas:
(1) KROPOTKIN, P., El apoyo mutuo. Un factor de la evolución, Madrid, 1978.

(2) Pseudónimo de Ysidor Mardochai Levy

(3) Y por tanto, por ejemplo, no se pagaban impuestos